A veces sólo quisiera desaparecerme del mundo por unos días… alejarme de cualquier presencia humana que pudiera cuestionar tal acto de escapismo.
Sólo irme.
Y soñar… y leer, y cerrar los ojos y tratar de eternizar el momento del recuerdo.
No has estado en seis días doce horas y minutos más minutos menos… no sé si algún día vuelvas a estarlo… así que alargaré mi agonía asiéndome al mástil de mi memoria y rewindeando el casete una y otra y otra y otra vez hasta que pase lo que siempre, o me harte al fin o acabé dañándose la cinta magnética de modo tal que en mi memoria tus palabras se escuchen en voz de alvin y las ardillas, lo cuál -sobra decir- me parecería ya en extremo ridículo y acabaría por echarte al baúl de las exobsesiones superadas.
(aunque nadie lo note).
¿Porqué orgánicamente-chigados las mujeres confundimos sexo con amor? Gen defectuoso…
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